lunes, 16 de noviembre de 2015

Chapter 26



HOLA DE NUEVO! HAY ALGUIEN POR AHÍ? SI ES ASÍ... 
sorrysorrysorry, como siempre yo de impuntual u.u 
PERO BUENO, YA UDS SABEN... EEEEN FIN, HOY CON UN NUEVO CAPI YEAH!
NO PODÍA DESPARECERME ASÍ COMO ASÍ... Y MENOS AÚN A DÍAS DEL ESTRENO DE NUESTRA PELI<3 hablando de eso... adivinen quién ya tiene boletas para el pre-estreno (sonrisa maquiavélica) CHAN CHAN! 

NO PUEDO ESPERAR A POR FIN VER LA PELI... HASTA SUEÑO DESPIERTA JAJAJJA
Pero bueno, dejémosno de cursilerías y vayamos a lo que es... el capítulo.

Aunque hay poco que decir, sólo que es algo más corto que los anteriores, pero diría que con una carga emocional más alta... juzguen uds :)
Ya saben si no recuerdan o algo... lean los capis anteriore!
ENJOY!




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Las sombras de la noche recrean un ambiente oscuro en la habitación. La titilante luz blanca del pasillo no es de gran ayuda, generando un aspecto tétrico a la situación en general. Curiosa cosa en verdad, pues es justo como podría describir la emoción que me recorre justo ahora. El agujero en mi pecho es una vez más abierto, sacando a la luz heridas que creí por un momento olvidadas, qué tonta.

Me quedo mirando sin mirar un punto fijo enfrente de la pared impolutamente blanca, justo donde la sra Ganger había estado sentada unos minutos atrás. Por mi mente pasan la infinidad de muertes que vi, que sentí y lamenté. Cada una de ellas marcando una lista que con cada nombre que se anotaba, hacía de ese agujero mucho más grande que antes, creando un vacío en mi interior.

Y es que, Katniss Everdeen, el sinsajo, el rostro de la revolución había sido testigo de muchísimas muertes, con cada una de las cuales se sentía culpable, puesto que de algún modo u otro, ella estuvo involucrada, conscientemente o no. Unas dejaron huellas profundas que otras, eso sí, pero de igual manera no lo hacía distinto. Era una persona menos y es todo lo que importaba.

El ruido lejano de pasos y voces, me sacan de mi ensoñación, junto con el leve susurro de sollozos y pequeños grititos de personas que probablemente estén pasando por momentos difíciles… Después de todo es un hospital y no todo son sonrisas. A mi campo de visión llega una temblorosa sra Ganger, sosteniendo un vaso de agua en sus arrugadas manos, sus ojos están rojos e hinchados, y por sus mejillas se alcanzan a distinguir las líneas desparramadas de lágrimas. Una enfermera está a su lado tratando de tranquilizarla, diciéndole que todo estará bien, que no pierda las esperanzas, que nada es imposible.

Me pierdo nuevamente en esa última línea… Nada es imposible. Quisiera levantarme y refutarle, pero mis fuerzas físicas no me dan. Porque muchas veces he pensado yo eso; que nada es imposible. Sin embargo, la vida se ha encargado de darme una bofetada en la cara y obligarme a pensar negativamente, a quitarme toda posible esperanza de que algo puede ser mejor.

Es por eso que ya no confío. La esperanza de que George vuelva de ese limbo en el que está se desvaneció en el momento en que caía sin fuerzas en mis brazos.

Sin embargo, una vocecita en mi mente, esa que con tanta fuerza quiero acallar, me dice que sólo es un método de defensa, que en realidad sí espero que él despierte y vuelva a nosotros, pero que me obligo a pensar así para que cuando ese posible golpe llegue, no sea tan duro. Que espero que se levante de nuevo con su alegre sonrisa y su diente de oro, que venga a animar con sus bromas o por el otro lado con sus comentarios que nada tienen que ver con algo en concreto. Que espero que abra sus grandes ojos para así poder contarle esa historia que tantas veces me había insistido.

Porque sé que me desmoronaré en el momento que me anuncien eso que esa vocecita tanto se esmera en ocultar y desmentir.

Porque ya ha sido demasiado y una muerte más me puede llevar al borde del precipicio otra vez, pero esta vez sin retorno.

Porque no podré resistir que haya un nombre más anotado en esa lista del agujero negro. No podré resistir esa pesadilla en la que todas las personas que he visto morir me tiran una pala de tierra encima. No podré con la culpabilidad. Porque sé que soy la culpable. De todas y cada una de esas muertes… muertes de personas que me importan.

Si hubiera sido más rápida en la búsqueda de las pastillas, o tal vez si hubiera gritado más fuerte alguien hubiera venido antes de que todo se tornara en desolación. Pero no. Ni fui lo suficientemente rápida, ni actué lo suficientemente eficaz.

Movimiento a mi derecha es captado por el rabillo de mi ojo, y salgo de la rigidez de mi cuerpo al voltear mi cabeza y ver cómo la sra Ganger toma asiento a mi lado, con sus ojos fijos en los míos. No sé qué es lo que ve en ellos, pero de repente siento como alcanza mi mano y la sostiene entre la suya, con una expresión indescifrable en su rostro. Sin pensarlo, aprieto la suya en un intento de darle fuerzas; aunque sin saber por qué, es como si me las estuviera dando a mí. Supongo que en momentos como estos es cuando necesitas del apoyo de alguien, así como sabes que el tuyo es necesitado.
El silencio cómplice es interrumpido por el sonido de pasos acelerados a lo largo pasillo, pasos hacia nosotras. La pareja de ancianos Quant rodean a Clare, con expresiones desesperadas en sus rostros, con la sra Quant abrazando firmemente a Clare en un intento de consuelo. Puedo escuchar palabras susurradas pero no veo expresiones en rostros porque he bajado mi mirada, no queriendo ver caras entristecidas, caras que aún tienen esperanza.

De repente alguien se sienta a mi izquierda, precipitadamente agarrando mis manos sorprendiéndome brevemente, ya que al mirar al pozo de ojos azules, sus ojos azules, todo lo que mi expresión deja ver es… nada. No puedo sentir ni expresar nada hasta que no sepa con certeza de una respuesta u otra. En este momento soy una masa de carne y huesos en estado prácticamente vegetativo.

Pero Peeta como siempre ve más allá, y en vez de retroceder y dejarme sola, que es precisamente como quisiera estar, por más cálida que sea su presencia, aprieta su agarre y pone mis manos juntas en su regazo. Dirijo mi mirada al frente de nuevo, sin enfocar nada. Alcanzo a escuchar la molesta voz de Grisella, sólo que esta vez distingo un matiz triste y lloroso, por lo cual dejo a un lado la aburrición que le tengo. En momentos como estos, no hay lugar para rencillas y tontos celos.

Alguien se ofrece a traer té para todos después de unos minutos de silencio, y va por ellos sin esperar respuesta.
Cuando la sra Quant ha regresado, fue ella la que se ofreció a traer los tés, se dispone a entregarlos teniendo que sacudir un poco a Clare para que la mujer reaccionara. Es en ese momento que una de esas dobles puertas al final del pasillo se abre, dejando pasar a un hombre alto y con raíces canosas en su pelo, vestido con una de esas batas blancas, típicas de los doctores. Se acerca a paso lento a todos nosotros, y puedo sentir la tensión que se acumula alrededor de la sala ante la inminente respuesta del estado de George.

Una simple negación con su cabeza es suficiente.

El grito desgarrador de Clare rompe el silencio de todo el espacio, erizando el vello de cualquiera que estuviera paseándose tranquilamente a unos metros de allí.

Me siento desfallecer, y todo a mi alrededor se emborrona sin poder evitarlo. Siento arcadas de repente pero resisto la bilis al fondo de mi garganta. Cuando creo que me caeré de la silla, Peeta se arrodilla ante mí y con cuidado inclina mi cabeza hasta colocarla en su hombro. Recibo el contacto esta vez sedienta. Me refugio por unos instantes del mundo ahí, en su cuello. Ajena al llanto de Clare y a los suaves sollozos de Grisella y la sra Quant. Peeta acaricia lentamente mi espalda, sin duda creyendo que estaría llorando. Pero la verdad es que no puedo hacerlo.

Me separo lentamente de su acogedor abrazo al escuchar las palabras que intercambian el doctor y el sr Quant.
-… los casos que se han dado han sido pocos. La neumonía es difícil de diagnosticar en estos tiempos, en especial en adultos. – prosigue el doctor en tono profesional. – Una tos no puede confundirse con un simple resfriado.
-¿Puedo verlo? – interrumpo intempestivamente su conversación. Mi voz carente de emoción.
-No es el mejor momento señorita. – responde el doctor, puedo notar que se sorprende al notar que no es nada más ni nada menos que Katniss Everdeen hablándole. – Hay que seguir el protocolo del…
-No me interesa ningún protocolo. – me levanto de mi puesto, mi voz esta vez amenazante. - ¿En qué habitación está?

El doctor al parecer intimidado por mi actitud, niega con la cabeza, resignado. – En la 303. – suspira.
Sin esperar nada más dirijo mis pasos por el pasillo, agradeciendo silenciosamente que Peeta no me haya seguido, no es él, es simplemente algo que quiero hacer sola. Alcanzo rápidamente la habitación, con el sonido amortiguado de los sollozos de Clare al fondo, sonidos que no hacen más que aumentar la opresión en mi pecho.

Pierdo el poco aliento que me queda al visualizar a George en esa cama que difícilmente luce cómoda. Su rostro pálido, una vez lleno de vida, luce ojeroso y sus labios teñidos de un azul suave, labios rodeados de esa barba que solía estar sucia de alguna salsa. Su brazo está conectado a unos tubos, donde el único sonido que producen es un constante pitido que interrumpe el silencio sepulcral de la habitación.
Con pasos temblorosos me acerco a él, temerosa de hacer algún tipo de ruido mientras me agacho un poco para poder desconectar ese pitido que me recuerda a cada segundo que pasa el estado del cuerpo a mi lado.

Me sitúo a su lado, tomando su mano fría entre las mías débiles, mirando fijamente ese rostro que una vez mostraba la más contenta de las sonrisas. Siento algo romperse dentro de mí al darme cuenta que no habrá más de esas sonrisas, ni ese gesto que mantenía constantemente de estar a miles de kilómetros del lugar… Decido concederle ese último deseo que muchas veces decliné. No puedo digerir la idea de que parta totalmente de este mundo sin escuchar algo… algo… de mí…

…En lo más profundo del prado, allí, bajo el sauce,
Hay un lecho de hierba, una almohada verde suave;
Recuéstate en ellas y cierra los ojos sin miedo,
el sol ya salió y se encuentra en el cielo.

Este sol te protege y te da calor.
Las margaritas te cuidan y te dan amor,
Tus sueños son dulces y se harán realidad
Y mi amor por ti aquí perdurará.

Empiezo a susurrar, cantando esa melodía… esa melodía que le canté en su tiempo a Rue y a… Prim…

En lo más profundo del prado, bien oculta,
Hay una capa de hojas, un rayo de luna.
Olvida tus penas y calma tu alma,
Pues por la mañana todo estará en calma.

No soy fuerte. Ya nunca más lo seré. Siento la primera lágrima deslizarse, sin poder contenerla más tiempo, en algún punto mi voz se rompe, pero me obligo a terminar.

Este sol te protege y te da calor,
Las margaritas te cuidan y te dan amor.
Tus sueños son dulces y se harán realidad
Y mi amor por ti aquí perdurará.

En este punto no pude soportar y un río de lágrimas silenciosas corren por mis mejillas.

Una, una persona más… en el más allá.
Una persona que quiero.






Resultado de imagen para katniss everdeen

Fuente: themarysue.com



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Notas: Bueno, eso fue, espero que lo hayan disfrutado, no sé si quedó muy bien todo lo que quería expresar... pero eso fue lo que me salió. Con cariño para uds :)

Espero tener pronto el proximo capi, en realidad es muy emocionante y ya quiero escribirlo, ojalá la universidad me lo permita u.u

PERO BUENO, ANSIOSOS POR EL DESENLACE DE NUESTRA PELI PREFERIDA...
YA ME PINTO LLORANDO Y NI SIQUIERA LA HE VISTO... Y ESE FINAL POR DEOS...
TAL VEZ ME INSPIRE MÁS CUANDO LO VEA CON MIS OJOS Y YA NO CON LA IMAGINACIÓN *suspira*

En fin mis queridos lectores... nos estamos leyendo, muy probablemente la otra semana para comentar reacciones y emociones sobre el final de THG<3

Un abrazo caluroso:)
Y pues  como siempre...

Que la suerte esté siempre de vuestro lado.