sábado, 26 de diciembre de 2015

Chapter 27



¡¡HOOOOOOLAAAA MIS HERMOSOS LECTORES!! ¿CÓMO ESTÁN? EXCELENTE ME IMAGINO YO, EN VÍSPERAS DE AÑO NUEVO NO HAY LUGAR PARA TRISTEZA :D AL MENOS EN LO QUE CABE :P 
EEEN FIN, COMO LO PROMETIDO ES DEUDA, ¡NUEVO CAPÍTULO!
RECIÉN SALIDITO DEL HORNO (DE HECHO LO TERMINÉ NO HACE NI UNA HORA :D)

AGRADECERLES A TODOS LOS QUE LEEN, SILENCIOSAMENTE O NO... YA PRONTO 10000 VISITAS ¡¡WOOW!! EN SERIO QUE NO ESPERABA TANTO PUESTO QUE ESTE BLOG NO ES DE LOS QUE ESTÁN CONSTANTEMENTE PUBLICANDO, DESAFORTUNADAMENTE... PERO WOW! ES UN LOGRO, AL MENOS PARA MÍ :D

QUÉ DECIRLES... EHH ESTE CAPI ESTÁ ALGO MÁS LARGO DE LO NORMAL, ASÍ QUE PREPAREN SUS TAZAS DE CAFÉ O TÉ PARA QUE LO DISFRUTEN MÁS :D

AH Y CLARO... SI NO RECUERDAN DE QUÉ VA LA COSA... ¿QUÉ ESPERAN? DENLE CLIC A LOS CAPIS ANTERIORES! A MENOS QUE TENGAN UNA MENTE MUY BUENA :P

Pero bueno, los dejo... a leer!






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Lo llaman funeral. Palabra adecuada ya que lo que se respira no es más que emociones y pensamientos fúnebres. El Distrito 7 tiene una manera peculiar de realizar este tipo de eventos, o tal vez no es sólo en el distrito 7, puede que se hagan en más distritos, pero tal cosa no me puede interesar menos.

Estamos en una especie de terreno llano, cubierto de pasto y alrededor pueden distinguirse decenas de lápidas, grises y solitarias… flores marchitas sobre algunas de ellas. Fugazmente me pregunto cuántas de ellas pertenecerán a hombres y mujeres que lucharon en la guerra. Todas responde un lugar oscuro y sombrío de mi mente, añadiendo un retorcijón más a la masa de nudos de mi estómago. Me obligo a dirigir la mirada al frente, donde hay un amplio hueco rectangular en la tierra, un hueco donde yace un George vestido impolutamente por un esmoquin negro, con sus rechonchas manos enlazadas a la altura de su pecho. Una vez que lo vi, allá en la sala donde estábamos en el hospital antes de venir aquí, no pude evitar recordar aquella celebración de su aniversario, donde lo había visto tan feliz y contento, en contraste muy fuerte a como lo veía ahora, pálido, casi transparente pero aun así, con una expresión de paz en su rostro. Sin embargo no pude quedarme a mirar mucho, ya que unos altos hombres entraron a la sala, instando a todos a salir, para que pudieran acomodar bien al difunto antes del viaje.

Volviendo a mirar más fijamente, noto la cara del encargado de realizar la ceremonia, un señor que no puede pasar de los sesenta, enfundado en un abrigo que puede ocupar dos veces su contextura. Lo que me sorprende ver es que parece genuinamente triste ante la muerte del Sr Ganger. Pronuncia cada palabra con una lentitud que a cualquiera puede parecerle asfixiante, pero para todos los que están aquí, es simplemente el reflejo de lo que sentimos todos nosotros. Dolor, angustia y desolación.
Fijándome detenidamente en él, me llevo irremediablemente a recordar la ceremonia que hicieron a los mineros caídos del distrito 12, aproximadamente diez años atrás, y a su  vez, a mi padre. 

Recuerdo haberme parado junto con mi mamá y mi hermana, y los demás familiares de los otros mineros fallecidos, todos juntos y apretados en el palacio de Justicia, con la presencia del alcalde y su esposa para darnos unas condecoraciones mientras un hombre con rasgos duros y con la indiferencia pintada en su rostro daba un discurso falto de cualquier emoción. Se podía ver en la cara del alcalde la verdadera tristeza que le causaba el suceso, mientras que el hombre de negro, como recuerdo haberlo llamado en mi mente, era la completa antítesis de lo que reflejaba el alcalde.

Recuerdo… recuerdo el sonido de leves sorbidos y sollozos a mi alrededor, mientras mi pequeña hermana se aferraba a mí, y mi madre se abrazaba ella misma en busca de un calor que ya nunca más volvería a sentir. Mi pequeña yo miraba al frente, aún sin creer lo que pasaba, aun con la esperanza de encontrar a mi padre en casa, con una sonrisa en su rostro después de un día particularmente bueno de caza.

Supongo que al no verlo enfrente de mí, tal como veía al sr Ganger justo en ese momento, con los ojos cerrados como si estuviera dormido, en mi mente significaba que todo en realidad era una broma, ya que si mi padre no estaba aquí… eso quería decir que andaba por ahí, feliz y con vida, aguardando por su familia. Cosa que resultaba totalmente creíble en la cabeza de una niña de mi edad

Cuánto daría por ser una niña de ocho años de nuevo, ajena a la maldad del mundo; de la tristeza y del dolor que causaba la pérdida de algo o alguien… Alguien de tu familia…

Lágrimas no deseadas se acumulan en mis ojos, sí, no deseadas, porque no he derramado ni una sola lágrima desde que estuve a solas en esa habitación de hospital con George hace sólo un día, y no quiero volver a llorar, porque internamente sé y estoy segura de que eso sería un boleto directo al mar de oscuridad y tristeza en la que estuve justo después de que acabara la guerra tantos meses atrás… Donde la vida no significaba ya nada.

Me retuerzo incómodamente en la silla de metal, viendo con el rabillo de mi ojo a mis acompañantes. Lanzo un suspiro involuntario a observar a Peeta, con una expresión de tristeza y preocupación en el rostro; esta última por mí, yo supongo, ya que difícilmente he dicho dos palabras a alguien, y la comida ha sido algo que ha estado muy lejos de mi mente en las últimas veinticuatro horas. Noto que mueve levemente las manos, como estirándolas o como si tuviera un tic, pero la verdad yo sé que es porque no quiere nada más en estos momentos que sostener al menos mi mano, o rozar mi brazo con el suyo, pero no lo hace porque al más mínimo intento, yo disimuladamente lo he rechazado. En esos escasos momentos alcanzaba a ver por el rabillo de mi ojo su expresión un poco dolida, pero lo tapaba rápidamente con una máscara de tranquilidad. Algo dentro de mí se agitaba dolorosamente al verlo, y las ganas de acercarme y abrazarlo me llenaban hasta el punto de picarme las manos pero… pero honestamente las fuerzas me faltaban. Lo hacía, lo hacía fervorosamente en mi mente, ya que no soy ajena a su sufrimiento por la muerte de George, pero la parte egoísta solo quería alejarse y ocultarse con su propio dolor. Con mi dolor. Y esta parte era la más fuerte ya que por ello, lo que menos quería en este momento era contacto… me resultaba mal cuando lo único que quería era irme y desaparecer para siempre.

Ver a Peeta en ese estado me incomodaba a más no poder, por lo que seguí recorriendo mi mirada sólo para tensarme más al ver a Grisella acurrucada al otro lado de Peeta con su cabeza enterrada en un lado de su cuello. Mi mandíbula se tensó pero se alivió un poco al ver la cara manchada en lágrimas de la chica, con el sufrimiento pintado claramente en su rostro, mientras enfocaba un punto muerto enfrente de ella. Bueno, cada quién tiene sus maneras de llevar su dolor… Lo dejo pasar por el momento y miro fugazmente al sr y sra Quant, esta última sosteniendo a una llorosa Clare. Su cara me da aún más ganas de llorar, al verla tan frágil, tan encogida en sí misma, pareciendo diez años mayor de lo que es. Luce un vestido gris oscuro que acentúa las canas de su cabello, pero lo que más me entristece es ver como en su mano derecha sostiene un portarretrato que, supongo será una foto de ellos dos ya que la tiene agarrada fuertemente en su pecho. La pérdida de un amor tan grande no debe ser fácil de sobrellevar… sobre todo cuando era de ese tipo de amor puro y sincero que se profesaban ellos dos. Por alguna razón mi mirada se dirige repentinamente a Peeta… No… yo no podría con la muerte de él, en teoría… creo… creo que me moriría con él. Trago fuertemente. Sabiendo con total seguridad que eso sería mi total destrucción. Ni sé por qué estoy pensando en esto así que enfoco mi mirada de nuevo al frente.

Llegamos a un punto donde el encargado de la ceremonia llama a aquellas personas que quieran dedicarle unas últimas palabras a George. El sr Quant es el primero.

-George Ganger era una gran persona. Gran hijo, esposo y amigo. – empieza el sr Quant con la mirada perdida. – Donde quiera que esté ahora, sé con certeza que está bien y feliz. Y nosotros estamos contentos de que sea así, ya que sabemos que en el fondo él siempre nos acompañará. – después de esto procede a colocar un pequeño ramo de flores lilas sobre su tumba, se queda un minuto de pie, como dándole una última despedida silenciosa antes de que sea enterrado en lo profundo de la tierra. Después de un momento se aleja.

Me sorprende ver a Clare parándose, se ha limpiado las lágrimas y logra enderezarse completamente, reflejando fortaleza por cada poro de su piel. No puedo evitar admirar a la mujer.

-Aún no puedo creer que esto esté pasando. – inicia, con una sonrisa algo trastornada. – Hace una semana estábamos pensando en tomar unas vacaciones, las primeras vacaciones en mucho tiempo, pero tú… tú solo te fuiste así sin más. – susurra con el amago de lágrimas en sus ojos. – Viejo tonto, ¿por qué no pudiste aguantar un poco más?, claro, como siempre llevándome la contraria, hasta el final. – le reprocha, hundida en sus pensamientos. – Pero basta, dejaré todo este reproche para después… - vuelve a murmurar en voz baja. – Para después cuando nos veamos mi amor, porque no creas que te vas a escapar tan fácil de mi ¿eh? – y esta vez sonríe genuino. – Te veré pronto… No olvides que te amaré por siempre. – finaliza con voz rota, escapándosele un sollozo justo antes caer de rodillas junto al hueco, y colocar un ramo de flores blancas.

Me quedo estática, viendo la escena delante de mí, como si estuviera a mil kilómetros luz de distancia. Una cosa es lidiar con el dolor propio, y otra es sentir el de los demás, como si fuera tuyo propio. Puedo sentir los ojos de Peeta sobre mí, pero afortunadamente no hace ningún intento por tocarme… en estos momentos sólo quiero mantenerme así, ajena a todo, pensando que quizá entre menos haga o diga algo, menos será el dolor que amenaza con llevarme al profundo de ese abismo sin retorno.

Varías personas más pasan y comparten sus palabras de despedida, yo las escucho vagamente. Estoy en ese estado donde mi mente está totalmente en blanco, mi cuerpo está aquí, pero en realidad estoy a mil años luz. La cara del sr Ganger pasa por mi mente, saludándome con la mano, y yo le devuelvo el gesto antes de que se vaya muy…

-La vida no es fácil. – comienza esa voz… su voz, sacándome de la bruma de mi cabeza. Peeta. – Todo lo contrario, más bien, es dura y difícil, y creo que todos los presentes dan fe de ello. – prosigue Peeta, ganando la atención de todos. Se ha parado justo al lado de la tumba, tiene una flor blanca en su mano, ni me di cuenta cuándo la tomó. – Sin embargo, hay momentos donde todas esas dificultades, obstáculos y cosas malas valen la pena. La felicidad y la alegría y el éxito siendo los mayores premios. Y es que, ¿qué es la vida si no se viven así como momentos malos, momentos buenos? – dice Peeta, mirando a todos directamente. – Precisamente eso es lo que caracterizaba a George Ganger, la capacidad que tenía de sortear los momentos difíciles y de disfrutar en pleno los felices. Yo creo que todos deberíamos aprender de él. La fe, la amabilidad, el respeto por los demás, y el amor por su familia. – pronuncia esto último mirando a Clare directo en el ojo. – Por muchas dificultades que haya, o por muy dolorosas que sean las situaciones, hay que aprender a sobrellevarlas y tratar de encontrar ese mundo en el que George se mantenía constantemente… ese mundo en el que estoy seguro todo era como debería ser, y del cual no dudo la presencia de Clare en él. – sonríe con esto último. – En esta vida siempre vamos a estar en riesgo; riesgo de perder a alguien de tu familia o amigos, o en riesgo de perderte tú mismo… pero eso no es lo importante… Lo importante es que logres seguir adelante, logres atravesar esa nube brumosa de desolación y tristeza… y seas capaz de ver que al final del camino… - carraspea en un obvio intento de retener el rompimiento de su voz. - al final del camino siempre habrá una luz de esperanza.

Dejo de escuchar después de eso. Me encuentro temblando inevitablemente, sintiendo un peso oprimiendo mi pecho. Logres atravesar esa nube brumosa de desolación y tristeza, se repite cientos de veces en mi cabeza. Peeta ha sabido llegar a lo más profundo de todos, pero sin saber ha llegado a lo más profundo de mí…

Miro sin ver cómo Peeta deposita la pequeña flor sobre la tumba y llega a pasos largos a su asiento. Mi visión periférica alcanza a ver asentimientos de cabeza y pequeñas sonrisas en respuesta a lo que dijo. Lo que no me sorprende claro, Peeta siempre ha sido el de las palabras.
Logres atravesar esa nube brumosa de desolación y tristeza.
Se repite esa frase en mi mente una vez más. Pensé que ya eso estaba al fondo de mi mente… que tal vez… sólo tal vez ya me estaba empezando a recuperar… ilusa de mí. El dolor lacerante vuelve con potencia, arrancándome una lágrima sin poder evitarlo… Mi patito
Prim.
Carraspeo fuertemente para evitar que un sollozo atraviese mi garganta, pero es inevitable, mis manos se vuelven puños mientras dirijo mi mirada de nuevo al frente… de nuevo al hueco.

Esa pudo haber sido la tumba de Prim… Tumba que no tuvo porque no quedó absolutamente nada de ella. El fuego lo consumió todo… Incluyendo partes de mi piel.

No… no creo poder soportarlo más. Cuando el encargado hace una pausa; me levanto abruptamente, ganando así la atención de todos los presentes.

-Katniss… - susurra Peeta, tomando mi mano.

Trato de recomponerme todo lo que puedo y con delicadeza saco mi mano de su agarre. Sin decir una palabra, me volteo y tomo el camino más corto a la Aldea de los vencedores. A pasos gigantescos, corriendo.





Abro la puerta agitadamente, con ese peso en mi pecho presionando y sacando todo lo rudo en mí. Me dirijo a la cocina, donde apresuradamente tomo agua, directamente del tarro, tratando de ignorar las gruesas lágrimas que ya corren por mis frías mejillas.

Cuando creo que me desmayaré ahí mismo en el pasillo, saco fuerzas, de donde no sé; y subo a paso lento al segundo piso, directo a mi habitación, donde la cama es lo único que me llama en el momento. Me quito los zapatos maniáticamente, queriendo dar rienda suelta de ellos, y me tiro pesadamente en el colchón, solo para acabar acurrucada en posición fetal, sofocando los sollozos que rompen mi garganta en el camino a salir.

Prim, George, Boggs, Cinna, Finnick, Rue, Thresh… y la larga lista que le sigue… sus imágenes en mi mente me atormentan hasta que al fin se acumulan en un grito que rompe todo mi ser.





Estamos en medio de la plaza central del capitolio, los rebeldes y los que no son rebeldes, civiles e incluso niños alcanzo a ver desde mi posición… Busco frenéticamente con mi mirada a Haymitch o incluso a Gale, pero  todo lo que veo son caras que me miran con un desprecio profundo.

De repente me percato de la posición en la que estoy. Verdaderamente.

Estoy atada de manos y pies a un poste que está ubicado en todo el centro de la plaza, una posición demasiado conocida…

Oh mi… Este mismísimo puesto es donde el presidente Snow estuvo justo antes de morir. Empiezo a temblar incontrolablemente cuando me percato que todas y cada una de esas personas, están armadas con algo, armas de fuego, cuchillos, palas, piedras… Palideciendo cuando allá, en el balcón de un edificio… está Prim… apuntándome.

Su cara carece de expresión. Tiene el pelo corto y está vestida por un traje negro que no tiene nada que ver con la niña tierna y amable que una vez conocí.
-Prim… - susurro, con voz derrotada… - Perdón. – y bajo la cabeza mientras más lágrimas caen.
-¡MUERTE AL SINSAJO! – grita una voz demasiado conocida a un lado de ella. Finnick. No necesito levantar la cabeza para saber la mueca cruel que luce su rostro.

Lo último que alcanzo a ver, antes de sentir el disparo en mi pecho, es como un George Ganger me mira desde una esquina, con una mirada de reproche en su rostro.






Lo siguiente que sé es que estoy acostada, tirada más bien, sobre una cama no muy cómoda, sintiendo como algo raro y pesado cae sobre mi cuerpo. De repente eso raro y pesado cae sobre mi cara.
Tierra.

Es entonces cuando noto estoy tirada sobre una cama de tierra, con pequeñas piedrecitas incrustándose en mi piel ya magullada. Con toda la fuerza que reúno, levanto mis manos de los lados para retirar la tierra de mi rostro, sólo para enfrentarme a otra tanda de tierra que cae sobre mí. Gimo con impotencia, mientras gruesas lágrimas se derraman de mi rostro, siendo absorbidas por la oscura tierra. Por el rabillo de mi ojo escucho las risas… sí, risas crueles y malvadas de gente que una vez conocí… Disfrutando verme como me ahogo poco a poco con la tierra encima de mí…







-¡NOOO! ¡NO, NO POR FAVOR! ¡No más! -  me retuerzo histéricamente, tratando aún de apartar la tierra de mi cara. - ¡NO LO SOPORTO! Sólo déjenme… ¡DÉJENME! – grito mientras lucho con la fuerza que quiere derrotarme.
-Katniss… ¡KATNISS! – exclama esa voz… esa voz que conozco de algún lugar, mientras trata de detener mis manotazos.
-¡No! ¡Aléjense! ¡Por favor ya no aguanto! – sollozo mientras la fuerza se hace mayor y me sostiene firmemente.
-Katniss… abre los ojos… mírame soy yo. – de nuevo esa voz suave. – Todo está bien, estás bien… - Algo hipnotizante de esa voz hace que abra los ojos y de repente me encuentre con un mar de color azul.
-¿Pee… Peeta?
-Sí soy yo, soy yo… - susurra poniendo su mano en mi mejilla para retirar las lágrimas.
-Peeta… Oh Peeta… ¡PEETA!- lloro su nombre mientras noto como más lágrimas siguen derramándose. Sin poder evitarlo me tiro temblorosa a sus brazos en busca de consuelo.
-Shhh pequeña… estás bien. – dice en voz baja acariciando mi cabello.

Un río de lágrimas hace su paso por mi cara, pero no me importa. Fue… fue una horrible pesadilla y no quiero jamás volver a dormirme. Escucho a Peeta susurrarme palabras dulces y tranquilizadoras, pero el temblor en mi cuerpo parece no ceder. Me obligo a separarme de su cuerpo, así tal vez pueda irse ese temblor, pero el viento que corre por la ventana parece tampoco querer colaborar. Me encojo sobre mi misma.

-Todo está bien… estás bien… - sigue Peeta en voz baja, aún con su agarre en mi pelo. Levanto mi mirada en busca de sus ojos y me sorprende verlos con esa calidez tan característica de él, destilando montones y montones de todo ese cariño que que siente por mí.

Más lágrimas se derraman mientras temblorosa pero firme, coloco mi mano en su mejilla y hago un poco de presión para que baje su cabeza y así, sus labios se encuentren con los míos.
Ese contacto… en ese punto… es todo lo que necesitaba. Muevo mis labios sobre los suyos buscando ese calor que tanto me calma, y al ver que no hay movimiento de su parte, presiono más mis labios y los muevo con más fiereza hasta que, luego de unos cuantos segundos de vacilación por su parte, se rinde por fin con un pequeño suspiro y comenzamos una danza en la que lo único que hay es entrega por partes iguales.

No sé qué es lo que me llevó a besarlo, fue un impulso que simplemente no pude resistir… necesitaba tocarlo… necesitaba sentirlo de algún modo, y en estos momentos, abrazarlo no es suficiente.
Presa de algún hechizo, envuelvo mis manos en su bello pelo rubio… no sabía cuántas ganas tenía de hacerlo hasta que mis manos se levantaron por voluntad propia y acariciaron ese pelo que no sólo se ve suave, sino que se siente suave. En respuesta Peeta gruñe levemente y me acerca más a él, con su mano firmemente en mi cintura.
Cuando siento su lengua tocar mis labios, como para pedir permiso su entrada, todo pensamiento coherente me abandona para dejarme sola en un mundo donde solo estamos Peeta y yo.
¿Cómo consigue siempre él calmarme, alejarme de todo oscuro pensamiento? No tengo ni idea. Irónico que hace unas pocas horas estuviera rechazando su toque, y ahora todo lo que quiero es eso, contacto, pero no del de cualquiera, sino del de él, su pelo, sus ojos sus brazos, sus labios… Coloco a un lado cualquier pensamiento del por qué no deberíamos estar haciendo esto, o dónde nos dejará esto al final y simplemente abro más mi boca, permitiéndole ese acceso que no sólo quiere él, sino que también quiero yo. 





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Resultado de imagen para katniss y peeta beso en la playa



Notas: Bueh bueh bueh *tose* no mucho qué decir el capi lo dice todo. :)

Jaja cabe decir que fue todo como lo imaginé, incluso si van al libro, la última página antes del epílogo dice algo como... "entonces sus brazos dejan de ser mi cobijo hasta que son sus labios..." en fin algo así, total que yo entendí que su primer beso así real asdfgghj fue en medio de una de las pesadillas de Katniss, así que así lo puse :D ¿qué piensan uds? les gustó o les hubiera gustado que fuera un ambiente menos triste?

Eeeeeeen fin, ¿les gustó? ¿no? ¿poquito? ¿mucho? ¿malo? awww si no les gustó me pondré triste :(
jajajaj mentiras, sugerencias bienvenidas, puede que edite el capi, después de todo lo publiqué apenas lo acabé y puede que al final acabe cambiando algo :)

YA! deos si no paro me alargo... El siguiente capi... umm pues si les gustó este y quieren el otro, diganmelo para que me genere más presión y lo acabe antes de año nuevo!! jajaj o sino bueno... nos leemos el año que viene jajajja :D

Ay bueno ya, si no nos leemos en estos días, que tengan un ¡FELIZ Y PRÓSPERO AÑO NUEVO 2016! Les deseo un Peeta para cada una... o una Katniss si hay algún chico por ahí que me lee :3

Y como siempre...


Que la suerte esté siempre de vuestro lado








lunes, 14 de diciembre de 2015

Información de interés :)




HOOOOOOOOOOOOOOLAAAAAAAAAAAAA MIS QUERDIDOOOOOS LECTOREEEEEEEEES :))))))

¿Cómo han pasado? ¿Qué tal sus navidades? Ya pronto a finales de año ehhh... Deosss el ambiente navideño lo contagia a uno verdad? Pues bien, yo hoy vengo con una info. que me moría por publicar pero no podía por falta de tiempo. Y es lo de siempre, SORRYYY RE-SORRY por la tardanza y lo que quería decirles es que sean un poquitín más pacientes de lo que han sido, yo sé que por ahí en lo recóndito aún hay personas que aún me leen, y es por ellas que me tomo el tiempo de postear esto y decirles que la otra semana comenzaré con la publicación SEMANAL de capítulos! Sí! estaré de vacaciones y me dedicaré a adelantar historia que últimamente me han llegado ideas en lo más raros momentos y mis manos pican por plasmarlas en letras.

Aaaaaasí que espero entiendan, y se preparen sentaditos para el próximo capi, (si es que aún quieren leerme :() pues pasarán... cosas. Jajaj

Eeeeeen fin, siendo todo, me despido y nos leemos prontito!

Por cierto, vi sinsajo y uffff... tendré que publicar una entrada con todos mis feels :D



Que la suerte esté siempre de vuestro lado.

lunes, 16 de noviembre de 2015

Chapter 26



HOLA DE NUEVO! HAY ALGUIEN POR AHÍ? SI ES ASÍ... 
sorrysorrysorry, como siempre yo de impuntual u.u 
PERO BUENO, YA UDS SABEN... EEEEN FIN, HOY CON UN NUEVO CAPI YEAH!
NO PODÍA DESPARECERME ASÍ COMO ASÍ... Y MENOS AÚN A DÍAS DEL ESTRENO DE NUESTRA PELI<3 hablando de eso... adivinen quién ya tiene boletas para el pre-estreno (sonrisa maquiavélica) CHAN CHAN! 

NO PUEDO ESPERAR A POR FIN VER LA PELI... HASTA SUEÑO DESPIERTA JAJAJJA
Pero bueno, dejémosno de cursilerías y vayamos a lo que es... el capítulo.

Aunque hay poco que decir, sólo que es algo más corto que los anteriores, pero diría que con una carga emocional más alta... juzguen uds :)
Ya saben si no recuerdan o algo... lean los capis anteriore!
ENJOY!




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Las sombras de la noche recrean un ambiente oscuro en la habitación. La titilante luz blanca del pasillo no es de gran ayuda, generando un aspecto tétrico a la situación en general. Curiosa cosa en verdad, pues es justo como podría describir la emoción que me recorre justo ahora. El agujero en mi pecho es una vez más abierto, sacando a la luz heridas que creí por un momento olvidadas, qué tonta.

Me quedo mirando sin mirar un punto fijo enfrente de la pared impolutamente blanca, justo donde la sra Ganger había estado sentada unos minutos atrás. Por mi mente pasan la infinidad de muertes que vi, que sentí y lamenté. Cada una de ellas marcando una lista que con cada nombre que se anotaba, hacía de ese agujero mucho más grande que antes, creando un vacío en mi interior.

Y es que, Katniss Everdeen, el sinsajo, el rostro de la revolución había sido testigo de muchísimas muertes, con cada una de las cuales se sentía culpable, puesto que de algún modo u otro, ella estuvo involucrada, conscientemente o no. Unas dejaron huellas profundas que otras, eso sí, pero de igual manera no lo hacía distinto. Era una persona menos y es todo lo que importaba.

El ruido lejano de pasos y voces, me sacan de mi ensoñación, junto con el leve susurro de sollozos y pequeños grititos de personas que probablemente estén pasando por momentos difíciles… Después de todo es un hospital y no todo son sonrisas. A mi campo de visión llega una temblorosa sra Ganger, sosteniendo un vaso de agua en sus arrugadas manos, sus ojos están rojos e hinchados, y por sus mejillas se alcanzan a distinguir las líneas desparramadas de lágrimas. Una enfermera está a su lado tratando de tranquilizarla, diciéndole que todo estará bien, que no pierda las esperanzas, que nada es imposible.

Me pierdo nuevamente en esa última línea… Nada es imposible. Quisiera levantarme y refutarle, pero mis fuerzas físicas no me dan. Porque muchas veces he pensado yo eso; que nada es imposible. Sin embargo, la vida se ha encargado de darme una bofetada en la cara y obligarme a pensar negativamente, a quitarme toda posible esperanza de que algo puede ser mejor.

Es por eso que ya no confío. La esperanza de que George vuelva de ese limbo en el que está se desvaneció en el momento en que caía sin fuerzas en mis brazos.

Sin embargo, una vocecita en mi mente, esa que con tanta fuerza quiero acallar, me dice que sólo es un método de defensa, que en realidad sí espero que él despierte y vuelva a nosotros, pero que me obligo a pensar así para que cuando ese posible golpe llegue, no sea tan duro. Que espero que se levante de nuevo con su alegre sonrisa y su diente de oro, que venga a animar con sus bromas o por el otro lado con sus comentarios que nada tienen que ver con algo en concreto. Que espero que abra sus grandes ojos para así poder contarle esa historia que tantas veces me había insistido.

Porque sé que me desmoronaré en el momento que me anuncien eso que esa vocecita tanto se esmera en ocultar y desmentir.

Porque ya ha sido demasiado y una muerte más me puede llevar al borde del precipicio otra vez, pero esta vez sin retorno.

Porque no podré resistir que haya un nombre más anotado en esa lista del agujero negro. No podré resistir esa pesadilla en la que todas las personas que he visto morir me tiran una pala de tierra encima. No podré con la culpabilidad. Porque sé que soy la culpable. De todas y cada una de esas muertes… muertes de personas que me importan.

Si hubiera sido más rápida en la búsqueda de las pastillas, o tal vez si hubiera gritado más fuerte alguien hubiera venido antes de que todo se tornara en desolación. Pero no. Ni fui lo suficientemente rápida, ni actué lo suficientemente eficaz.

Movimiento a mi derecha es captado por el rabillo de mi ojo, y salgo de la rigidez de mi cuerpo al voltear mi cabeza y ver cómo la sra Ganger toma asiento a mi lado, con sus ojos fijos en los míos. No sé qué es lo que ve en ellos, pero de repente siento como alcanza mi mano y la sostiene entre la suya, con una expresión indescifrable en su rostro. Sin pensarlo, aprieto la suya en un intento de darle fuerzas; aunque sin saber por qué, es como si me las estuviera dando a mí. Supongo que en momentos como estos es cuando necesitas del apoyo de alguien, así como sabes que el tuyo es necesitado.
El silencio cómplice es interrumpido por el sonido de pasos acelerados a lo largo pasillo, pasos hacia nosotras. La pareja de ancianos Quant rodean a Clare, con expresiones desesperadas en sus rostros, con la sra Quant abrazando firmemente a Clare en un intento de consuelo. Puedo escuchar palabras susurradas pero no veo expresiones en rostros porque he bajado mi mirada, no queriendo ver caras entristecidas, caras que aún tienen esperanza.

De repente alguien se sienta a mi izquierda, precipitadamente agarrando mis manos sorprendiéndome brevemente, ya que al mirar al pozo de ojos azules, sus ojos azules, todo lo que mi expresión deja ver es… nada. No puedo sentir ni expresar nada hasta que no sepa con certeza de una respuesta u otra. En este momento soy una masa de carne y huesos en estado prácticamente vegetativo.

Pero Peeta como siempre ve más allá, y en vez de retroceder y dejarme sola, que es precisamente como quisiera estar, por más cálida que sea su presencia, aprieta su agarre y pone mis manos juntas en su regazo. Dirijo mi mirada al frente de nuevo, sin enfocar nada. Alcanzo a escuchar la molesta voz de Grisella, sólo que esta vez distingo un matiz triste y lloroso, por lo cual dejo a un lado la aburrición que le tengo. En momentos como estos, no hay lugar para rencillas y tontos celos.

Alguien se ofrece a traer té para todos después de unos minutos de silencio, y va por ellos sin esperar respuesta.
Cuando la sra Quant ha regresado, fue ella la que se ofreció a traer los tés, se dispone a entregarlos teniendo que sacudir un poco a Clare para que la mujer reaccionara. Es en ese momento que una de esas dobles puertas al final del pasillo se abre, dejando pasar a un hombre alto y con raíces canosas en su pelo, vestido con una de esas batas blancas, típicas de los doctores. Se acerca a paso lento a todos nosotros, y puedo sentir la tensión que se acumula alrededor de la sala ante la inminente respuesta del estado de George.

Una simple negación con su cabeza es suficiente.

El grito desgarrador de Clare rompe el silencio de todo el espacio, erizando el vello de cualquiera que estuviera paseándose tranquilamente a unos metros de allí.

Me siento desfallecer, y todo a mi alrededor se emborrona sin poder evitarlo. Siento arcadas de repente pero resisto la bilis al fondo de mi garganta. Cuando creo que me caeré de la silla, Peeta se arrodilla ante mí y con cuidado inclina mi cabeza hasta colocarla en su hombro. Recibo el contacto esta vez sedienta. Me refugio por unos instantes del mundo ahí, en su cuello. Ajena al llanto de Clare y a los suaves sollozos de Grisella y la sra Quant. Peeta acaricia lentamente mi espalda, sin duda creyendo que estaría llorando. Pero la verdad es que no puedo hacerlo.

Me separo lentamente de su acogedor abrazo al escuchar las palabras que intercambian el doctor y el sr Quant.
-… los casos que se han dado han sido pocos. La neumonía es difícil de diagnosticar en estos tiempos, en especial en adultos. – prosigue el doctor en tono profesional. – Una tos no puede confundirse con un simple resfriado.
-¿Puedo verlo? – interrumpo intempestivamente su conversación. Mi voz carente de emoción.
-No es el mejor momento señorita. – responde el doctor, puedo notar que se sorprende al notar que no es nada más ni nada menos que Katniss Everdeen hablándole. – Hay que seguir el protocolo del…
-No me interesa ningún protocolo. – me levanto de mi puesto, mi voz esta vez amenazante. - ¿En qué habitación está?

El doctor al parecer intimidado por mi actitud, niega con la cabeza, resignado. – En la 303. – suspira.
Sin esperar nada más dirijo mis pasos por el pasillo, agradeciendo silenciosamente que Peeta no me haya seguido, no es él, es simplemente algo que quiero hacer sola. Alcanzo rápidamente la habitación, con el sonido amortiguado de los sollozos de Clare al fondo, sonidos que no hacen más que aumentar la opresión en mi pecho.

Pierdo el poco aliento que me queda al visualizar a George en esa cama que difícilmente luce cómoda. Su rostro pálido, una vez lleno de vida, luce ojeroso y sus labios teñidos de un azul suave, labios rodeados de esa barba que solía estar sucia de alguna salsa. Su brazo está conectado a unos tubos, donde el único sonido que producen es un constante pitido que interrumpe el silencio sepulcral de la habitación.
Con pasos temblorosos me acerco a él, temerosa de hacer algún tipo de ruido mientras me agacho un poco para poder desconectar ese pitido que me recuerda a cada segundo que pasa el estado del cuerpo a mi lado.

Me sitúo a su lado, tomando su mano fría entre las mías débiles, mirando fijamente ese rostro que una vez mostraba la más contenta de las sonrisas. Siento algo romperse dentro de mí al darme cuenta que no habrá más de esas sonrisas, ni ese gesto que mantenía constantemente de estar a miles de kilómetros del lugar… Decido concederle ese último deseo que muchas veces decliné. No puedo digerir la idea de que parta totalmente de este mundo sin escuchar algo… algo… de mí…

…En lo más profundo del prado, allí, bajo el sauce,
Hay un lecho de hierba, una almohada verde suave;
Recuéstate en ellas y cierra los ojos sin miedo,
el sol ya salió y se encuentra en el cielo.

Este sol te protege y te da calor.
Las margaritas te cuidan y te dan amor,
Tus sueños son dulces y se harán realidad
Y mi amor por ti aquí perdurará.

Empiezo a susurrar, cantando esa melodía… esa melodía que le canté en su tiempo a Rue y a… Prim…

En lo más profundo del prado, bien oculta,
Hay una capa de hojas, un rayo de luna.
Olvida tus penas y calma tu alma,
Pues por la mañana todo estará en calma.

No soy fuerte. Ya nunca más lo seré. Siento la primera lágrima deslizarse, sin poder contenerla más tiempo, en algún punto mi voz se rompe, pero me obligo a terminar.

Este sol te protege y te da calor,
Las margaritas te cuidan y te dan amor.
Tus sueños son dulces y se harán realidad
Y mi amor por ti aquí perdurará.

En este punto no pude soportar y un río de lágrimas silenciosas corren por mis mejillas.

Una, una persona más… en el más allá.
Una persona que quiero.






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Fuente: themarysue.com



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Notas: Bueno, eso fue, espero que lo hayan disfrutado, no sé si quedó muy bien todo lo que quería expresar... pero eso fue lo que me salió. Con cariño para uds :)

Espero tener pronto el proximo capi, en realidad es muy emocionante y ya quiero escribirlo, ojalá la universidad me lo permita u.u

PERO BUENO, ANSIOSOS POR EL DESENLACE DE NUESTRA PELI PREFERIDA...
YA ME PINTO LLORANDO Y NI SIQUIERA LA HE VISTO... Y ESE FINAL POR DEOS...
TAL VEZ ME INSPIRE MÁS CUANDO LO VEA CON MIS OJOS Y YA NO CON LA IMAGINACIÓN *suspira*

En fin mis queridos lectores... nos estamos leyendo, muy probablemente la otra semana para comentar reacciones y emociones sobre el final de THG<3

Un abrazo caluroso:)
Y pues  como siempre...

Que la suerte esté siempre de vuestro lado.







lunes, 12 de octubre de 2015

Hola de nuevo: ¡Chapter 25 UP!



HOOOLAAA MIS QUERIDÍSIMOS LECTORES!! ¿CÓMO ESTÁN? OH, ALGO ME DICE QUE BIEN, Y SINO... PUES LO ESTARÁN YA QUE HOY TRAJE NUEVO CAPÍTULO YUJUUU JAJAJAJ 
LO SÉ, AL FIN, ¡AL FIN! DESPUÉS DE ¿1 MES? LES TRAIGO UN CAPITULÍN MÁS DE MI INTENTO DE HISTORIA :P
Y RECIÉN SALIDO DEL HORNO, PARA MÁS :P PUEDE QUE LO EDITE YA QUE, PUES, LO ACABO DE ESCRIBIR Y CREO QUE HA QUEDADO BIEN, PERO ESO NO EVITA QUE DESPUÉS DE UN TIEMPO LO RE-LEA Y VEA ALGO QUE NO ME HA GUSTADO DEL TODO :D EEEEN FIN, YA JUZGARÁN UDS! 

UN CAPÍTULO QUE... UFF, ME COSTÓ... PERO YA SE LOS DEJO...

Recomendación: Si no recuerdan de que va la historia... lean los capis anteriores, sólo para los que se sienten un poco desubicados y no recuerdan de que vá la cosa :D en fin, ENJOY!








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-Katniss querida, por favor revuélveme el guiso mientras voy a por la cebolla… - dice el sr Ganger en medio de un pequeño ataque de tos.
-Enseguida. – digo terminando de secar unos platos para ponerlos en la alacena. – Por cierto, tómese las pastillas.
-No, no, no… no te me pongas como Clare. – y sale sin más de la cocina refunfuñando.

Mientras revuelvo el guiso de cordero, que por cierto huele muy bien, puedo escuchar perfectamente el barullo que hay en la parte delantera del negocio. Hoy, como pocos días, es día festivo en el distrito y las personas tienden a salir de sus hogares a ya sea salir a comprar algún tipo de comida especial, o por el otro lado, salir a comprar los ingredientes para preparar esa comida especial. En nuestro caso, nos beneficia que las personas prefieran comprar directamente la comida… al parecer en el distrito 7, distrito de la madera, les gusta aprovechar este tipo de días para hacer de todo menos trabajar.

Casi puedo ver a Peeta caminando de un lado al otro tomando órdenes, mientras la sra Ganger organiza los platillos. Lo que me lleva a pensar lo bien que ha sido haber venido aquí y trabajar con la pareja de ancianos… Ver cómo Peeta se desenvuelve tan bien en el terreno, tratando amablemente con la gente… es un buen resultado, añadido al conocimiento de que las personas así como parecen reconocerlo, no hacen nada más que tratarlo como igual. Lo cual no hace más que llenarme el pecho de satisfacción. No pudimos haber escogido un mejor distrito. Estoy tan apegada y al parecer Peeta también, que a este paso no tengo la menor idea de cuándo volveremos.

-Katniss querida, que vayas un momento donde Clare. – interrumpe el sr Ganger mis pensamientos cuando entra de nuevo.

Sin decir nada, salgo y me dirijo a la parte delantera.

No me equivoqué. Está al tope. Todas las mesas están ocupadas, visualizo a Peeta en una esquina anotando… lo que supongo será el pedido de la pareja que ocupa la mesa.

-¡Katniss! – la voz de la sra Ganger interrumpe mi inspección. Me hace señas para que me acerque. – Querida necesito tu ayuda. – dice cuando he llegado a la caja. – De veras… ¿podrías encargarte por un momento de hacer las cuentas?, solo mientras termino de organizar los pedidos… Dios quién pensaría que hoy se llenaría tanto… - añade mirando alrededor con estupefacción.
-Pero y… ¿quién ayuda en la cocina? – respondo, dudosa.
-Ay no te preocupes… mi George lleva toda la vida trabajando solo, por un momento que no estés no se le va a ir el mundo. – dice sonriendo cálidamente. Sin embargo, no espera mi respuesta y sale disparada dentro de la habitación y me deja solamente en compañía de una caja registradora, un lápiz y una agenda.

-Tranquila, yo te ayudaré. – susurra Peeta en mi oído, haciéndome sobresaltar. ¿En qué momento llegó?
-No creo que la necesite… pero gracias. – respondo algo fría y me sitúo frontalmente en el mostrador. - ¿Cuál es el pedido? – añado, en tono profesional. Peeta se queda un momento mirándome extrañado, pero se recompone rápidamente.
-Dos sopas del día. – dice con voz firme, lanzándome una última mirada antes de marcharse a anotar nuevos pedidos.

Los minutos pasan rápidamente entre anotaciones, cuentas, idas y venidas. La sra Ganger va ubicando los pedidos uno por uno en el mesón sin parar, lo que me sorprende debido a que a su edad, la cual no podría precisar, la mayoría de las personas sufren de problemas en las articulaciones y huesos… sonrío internamente admirando la fortaleza de la mujer.

Llega un punto en el que al parecer no hay más pedidos… gran parte de la gente está comiendo y otros están recogiendo sus cosas para marcharse. Observo desde el mostrador cómo Clare despide a los clientes entre abrazos y palabras amables, por lo que no me doy cuenta que alguien se ha puesto silenciosamente a mi lado.

Pero no me hace falta ver. El olor distintivo a canela y eneldo inunda mis fosas nasales.

-¿Has comido? – inquiere Peeta en voz baja.
-No.
-Pero tienes hambre…
-En realidad, no. Creo que ver a las personas comiendo tan efusivamente ha quitado mi apetito. – respondo, aun sin voltear a verlo.
-Oh pero… no creo que no tengas hambre para éstos… - dice con voz misteriosa, lo que capta mi interés así que me volteo, sorprendiéndome de ver cómo coloca un platito exclusivo lleno de… bollitos de queso, en frente mío. Levanto mi mirada, viendo su sonrisa fugaz, haciendo que la pequeña barrera de hielo que tenía en mi interior desde ayer se derritiera en el acto. – No creas que he olvidado lo mucho que te gustan… así que no te puedes resistir, ¿verdad?
Sonrío lentamente… - No… - y cojo un bollito y me lo llevo a la boca, sin poder evitar cerrar los ojos en deleite… hacía mucho que no comía de esos. - ¿Cuándo los hiciste?
-Esta mañana. Espero no haber perdido el “toque”, tú me dirás…
-Para nada. – y lo miro directamente. – Igual que antes. – añado en voz baja.
-Esa era mi intención, que quedara tal como antes… - dice él también en voz baja… Lo que me lleva a pensar irremediablemente que aquí estamos hablando de mucho más que unos simples bollitos de queso.
-Estaba recordando… tu color favorito es el verde… ¿real o no real? – pregunta con un poco de confusión.
-Real. Y el tuyo es el naranja atardecer.
-¿No como el cabello de Effie?
-Definitivamente no como el cabello de Effie. – digo, sonriendo.

Su mente parece aclararse, de repente su cara se ilumina.

-Tú y yo vamos a tener un picnic.
-¿Qué?
-Pues claro, no necesariamente en el bosque con una manta a cuadros rojos y eso… simplemente la comida, las bebidas… mientras yo hablo y hablo y tú solo me miras silenciosamente. – dice, hablando con convencimiento.
-¿Y por qué he de estar yo sólo mirándote silenciosamente? – añado con sorna.
-Porque todo lo que estaré diciendo te dejará sin palabras. – murmura, muy pagado de sí.
-Sí… ¿y qué será eso?
-No tiene gracia que te lo diga ahora. – dice ahora, siempre manteniendo la sonrisa burlona.
-Y bueno, a todas estas… ¿a qué viene toda esta… idea? – inquiero, siguiéndole el juego.
-Verás… no quiero que cierta chica cabezota se haga ideas que no son… con respecto a otra chica con la que absolutamente no pasa nada. – sugiere en voz baja, con un brillo malicioso en su mirada; esta vez dejándome totalmente sin palabras. – Y viendo que a ti te gustan los bollos de queso, a mí el naranja del atardecer… una buena combinación, ¿no crees?

Momentáneamente muda, así es como me ha dejado Peeta tras su declaración. No se necesita ser un genio para darse cuenta que habla de Grisella y de mí… y de que irrevocablemente, sigue pensando que estoy celosa. Cosa que a regañadientes admito que no está muy lejos de la verdad, pero que sin embargo, ni cerca de ganas de que Peeta lo sepa.
También debo admitir, que sentí cierto alivio con su declaración de… bueno, de que no pasa nada. Aunque era absurdo de pensar claro está… Peeta puede hacer lo que quiera… con quién quiera… y eso no pue…

-Así que… ¿qué dices? – inquiere Peeta, mientras le agradezco internamente que me haya alejado de esos perturbadores… auto-destructivos, pensamientos.
-Que sí… mientras que le quites el adjetivo “cabezota”, a esta chica que nada tiene que ver con esa calificación. –añado, con ironía. Peeta se ríe sonoramente. – Por cierto, esa chica… no se estaba haciendo ninguna idea, sólo para aclarar.
-Pues si sigue pensando y creyendo así… creo que va a ser muy difícil que se le quite ese adjetivo “cabezota”.

Sonrío, sin poder evitarlo.

-¡Peeta! – interrumpe cierta voz que hace llorar a mis oídos. – Por Dios, hoy sí que ha habido buena ventas. – dice Grisella, mirando alrededor las mesas llenas. Es ahí cuando me doy cuenta que muchas cabezas se han volteado a nuestra dirección… detallando la escena en la que nos encontrábamos Peeta y yo. Siento cierto sonrojo por lo que desvío la mirada.
-Hola Grisella, ¿qué tal? – la saluda Peeta cordialmente. – Sí, hoy ha estado bastante ajetreado. – añade, sonriendo apaciblemente.
-Demasiado… hoy en la frutería también hubo bastantes perso… - de ahí en adelante me desconecto de la conversación, en la que Grisella se encarga de que en ningún momento opine nada, lo cual le agradezco ya que tampoco tengo ganas de hacerlo. Peeta me manda miradas sabedoras cada tanto, pero la mayoría las ignoro, mientras saco las últimas cuentas que me han llegado y organizo las ventas.

Varias mesas han quedado vacías mientras todo ese tiempo pasa, y en un momento dado la sra Ganger entra  de nuevo por la puerta principal, solicitando la presencia de Peeta y Grisella.

-Queridos… necesito que vayan por el pedido en la frutería urgente… - dice, atareada, sin esperar respuesta ya que sale de nuevo junto con el nuevo conjunto de personas que se retiran del negocio, lanzándonos miradas agradecidas a Peeta y a mí. No puedo evitar pensar que las gracias de esas personas van mucho, mucho más allá que la comida.
-Oh… sí, mi papá está impaciente porque vayamos a recoger el pedido… ¡qué tonta se me había olvidado! Y eso sólo me pasa cuando estoy contigo, Peeta, te culpo. – y se ríe ella misma, ruborizándose. Casi podría pensar que lucía simpática, casi.
-Bueno, entonces mejor apurémonos. – agrega Peeta, ignorando no sé si a propósito el comentario que tenía el obvio objetivo de ser un piropo.

Peeta se quita el delantal blanco que usa mientras trabaja y lo cuelga en el perchero de la esquina. Pienso que se va a ir sin decir nada más, pero de nuevo, me sorprende.

-Volveré pronto, ya sabes… para irnos juntos. – dice en voz baja, por el rabillo de mi ojo veo a Grisella inclinándose y agudizando el oído pero pronto se rinde al no escuchar nada. Asiento, hipnotizada por sus iris azules, que casi no me doy cuenta cuando alza su mano y aparta un mechón de pelo suelto que caía en un lado de mi rostro.

Grisella carraspea, con una mirada furibunda en su ovalada cara. Sonrío mentalmente, orgullosa.
Sin nada más, los dos se retiran del negocio con, cómo no, Grisella agarrando posesivamente a Peeta del brazo. Sin embargo esto ya no me afecta como antes, no. Con lo que Peeta me dijo hoy, ya puedo respirar más tranquila, bueno… un poco.

-¡Katniss!, ¿estás por ahí? – interrumpe el sr Ganger mis pensamientos al cabo de un rato.
-¡Sí! Enseguida voy. – exclamo en voz alta, de una vez dirigiéndome en dirección a la parte trasera.
-Querida… ¿viste a Clare por ahí? – pregunta de espaldas a mí, en el mesón, organizando comida.
-Ehh, sí… - y camino unos pasos de vuelta, asomándome por la esquina, donde puedo ver a lo lejos la calle… alcanzo a ver un destello de su corto pelo gris. – Creo que está fuera… hablando con unos clientes.
-Oh bueno… ¿acabaste con lo que sea que te haya mandado a hacer allá? Yo puede que sea experto en mi cocina pero un par de manos extras no me vienen mal justo ahora. – dice, entrecortadamente mientras recoge con esfuerzo las presas que están en el fondo de caldero que tiene entre manos.
-Ah… claro, claro sí… - y le sonrío al ver las perlas de sudor que cubren su frente, mientras lo aparto cuidadosamente del caldero para dedicarme yo a esa labor. – Igual creo que ya no hay gente… hace rato la hora del almuerzo pasó.
-¿Y qué tal la ventas?, supongo que de lo mejor…  - dice, poniéndose a mi lado, mientras lucha con otro caldero… - Por Dios creo que no usé mucho aceite hoy… esto está bien pegado.
-No, no, venga y deje eso así… - y le trato de quitar el caldero, en vano.
-No, querida, estoy viejo pero no tanto… más bien… hablemos de cosas productivas, como por ejemplo… tú me debes una historia. – dice, sonriendo pícaramente a través de su rostro redondo sudoroso, dejando entrever como siempre, su diente de oro.
-No tengo historias… - le vuelvo a decir sonriendo levemente ante su actitud, lo que le había dicho un tiempo atrás…
-Y yo te repito; no te creo… eres joven y estás llena de vida… alégrale la vida a este viejo. – dice, volteándose de espaldas a mí, en busca de no sé qué en la alacena.
-Creí que su vida ya era alegre… con Clare. – digo, para cambiar de tema.
-Oh Clare… - suspira esta vez, el nombre de su esposa. – Y ya es alegre, te lo aseguro… umm, creo que me expresé mal, lo correcto era: alégrame la vida un poco más.

No puedo evitar reírme quedamente ante las ocurrencias de George. – Umm, ya que insiste… tal vez pueda… inventarme una historia… si gusta, ¿sí? – digo entre esfuerzos tratando de recogerlo todo del caldero para no desperdiciarlo nada.

Escucho el tintineo de ollas detrás de mí, y frunzo el ceño al no oír respuesta alguna.

-Sr Ganger, ¿necesita ayuda…? – musito, dándome la vuelta para que de repente sentir como un escalofrío recorre mi cuerpo entero al ver la escena - ¡SR GANGER!

Un George totalmente pálido, con sus dos grandes y regordetas manos apretando fuertemente su cuello, respirando con dificultad. El sudor cubre gran parte de su cara, haciendo que su barba gris se oscurezca más. Me lanzo adelante sosteniéndolo, ya que parece que en cualquier momento se puede derrumbar. – George, sr Ganger… ¿se tomó las pastillas?... ¿o…o ese… ese puff que vi…? – interrumpo mi balbuceo al sentir al sr Ganger aspirando grandes bocanadas de aire. De repente empieza a toser muy fuerte. –Oh, Dios. Sr. Ganger, respóndame… ¿dónde están los medicamentos?

-Kat… Kat… - susurra entrecortadamente. Se ha puesto tan blanco como la leche y, en medio de mi balbuceo, fuertes estremecimientos empezaron a recorrerlo, obligándonos a desplomarnos en el frío suelo.

Siento mi cuerpo completamente paralizado, un nudo en mi garganta me impide hablar o hacer nada y un lugar recóndito en mi mente me dice que estoy en shock y que debo actuar, ya… ya.

-Katniss… - consigue el sr Ganger sacarme de mi estupor… - la… la alacena. – susurra muy bajito, en cuanto sus respiraciones agitadas se lo permiten.

Sin perder un segundo más, lo dejo cuidadosamente en el suelo mientras me levanto veloz camino a la alacena. Por desgracia, antes de todo eso, el sr Ganger lo había estado revolviendo, y ahora, cantidad de cosas estaban regadas de un lado al otro y no se podía distinguir nada. Sumado a eso, mis nervios no me dejan ver con claridad, sin embargo no desisto y me tiro en busca de la pequeña bolsita azul donde solía ver los medicamentos. Revuelvo y revuelvo rápidamente, saliéndome incluso del área de la alacena y buscando entre cualquier recoveco en el piso que encuentre. Me desespero aún más al no ver absolutamente nada. – Por favor… por favor… - susurro a quién sabe qué, rogando a que aparezca la bolsita… - Por favor, aguante ya George… aguante un poco más…
-Katniss, no… - y se zambulle de nuevo en un ataque de tos que, viéndolo de reojo, lo pone rojo. – No puedo… - y entre respiraciones agitadas, cierra sus ojos.
-Oh no, oh no, oh no… Sr Ganger, respire… - y me lanzo nuevamente a su cuerpo, ya al borde del colapso al no haber encontrado nada. – Sr Ganger, respóndame… - en un intento de volverlo en sí, estampo mi boca en la suya, tratando de darle respiración boca a boca… una… dos… tres veces… nada. – No, por favor… - susurro, ya con lágrimas en los ojos, sosteniendo su pesado cuerpo en mis frágiles brazos.

Con las pocas fuerzas que me quedan, me levanto lo más rápido que puedo, y salgo adelante…

-¡AYUDA! – grito, a la espera de que alguien me escuche. No hay nadie en el negocio, y la sra Ganger no se ve por los alrededores. - ¡AYUDA! ¡Ayuda, POR FAVOR! – grito esta vez, rompiéndome la voz en un intento de que alguien, quién sea, responda, estoy a punto de salir a la calle, desesperada, cuando…

-¡Katniss, querida! – exclama agitadamente la sra Ganger, entrando apresuradamente por la puerta, con el rostro preocupado. – Cielos, he venido corriendo… creí que eran imagina…
-Sra Ganger, es George. – digo, casi mecánicamente, con voz dura pero a la vez llorosa – Necesitamos auxilio.

La expresión de Clare es para escalofríos. Se pone pálida, rígida y, sin decirme ni preguntarme nada más, pasa de mí, corriendo hacia la cocina.

-¡GEORGE NO! – el grito de Clare es desgarrador, paralizador. Me veo directamente transportada a los segundos juegos. Mientras veía a gente que me importaba, morir. Veía, veía… impotente, sin poder hacer nada… -KATNISS, LLAMA A UN MÉDICO, ¡AHORA! – escuché que decía, en medio de sonoros sollozos. –CREO QUE RESPIRA, KATNISS, OH DIOS… por favor…

Sin esperar más, prácticamente me tiro al teléfono, marcando uno de los números que están colgados en la pared, señalando emergencias. Ya no actúo por voluntad por propia, sino por inercia, no me siento yo, no en este cuerpo…

-¡Hola! ¿Sí? – exclamo apenas contesta en el otro lado una seca voz femenina. – Necesitamos urgente un médico en el restaurante de los señores Ganger, enseguida. – exijo sin rodeos, con el ruido de fondo de los suaves sollozos y susurros de Clare al otro lado de la habitación.

Con un sentimiento entumecedor, que me hace hablar y actuar casi fuera de mí misma… casi se siente como un sueño… en el que en el fondo de mi ser siento que aún… aún… hay esperanza…
Ya no existen los juegos, esto es la vida real, y aquí, siempre hay una opción, una opción… un aliento de esperanza para seguir viviendo, por las personas que te quieren.








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Fuente: los-juegos-del-hambre.wikia.com - thehungergames.wikia.com



Notas: Bueeehhh... ahí fue.
Definitivamente un capítulo lleno de... emociones, ya ven que me costó un poco estructurarlo... el final tal vez lo edite... no sé... todo depende de cómo les pareció a ustedes... ¿les pareció bien? tenía que cortarlo o sino me alargaba a lo que probablemente se aproxime 10.000 palabras y tampoco quiero atosigarlos... lo sé, quedó en intriga jajja pero me gusta dejarlo en intriga... ¿qué creen que pasará? wuajaja si tienen teorías. las leo felizmente.

En fin... estoy llegando a un punto en el que se marcará un antes y un después... ya lo verán. 
Sin más, espero que les haya gustado, o al menos, entretenido un poquito :P sorry por la espera, pero ya ven, que estoy haciendo los capítulos más largos de lo normal, ya que en capis anteriores no pasaba de las 1600 o 1700 palabras :)
Por cierto... SE ACERCA SINSAJO PARTE 2! POR DEEOSS, NO QUEPO DE LA EMOCIÓN! en fin...

Espero que tengan un inicio de semana muy feliz! mientras yo, disfruto mis vacaciones *risa malvada* jajaja mentiras :)




Y como siempre...
Que la suerte esté siempre de su lado.