viernes, 31 de octubre de 2014

Chapter 13


Hoolii lectoreees!

Espero que estén muy bien!
¡Feliz Halloweeeeeeeen! Hoy, 31 de octubre, día de capítulo!

Hoy, después de tanto, por fin les traigo el nuevo capítulo :) Sé que ha pasado mucho pero ya saben que por más que me demore, siempre pero siempre les tendré el capítulo, aunque a estas alturas sean poquitos los que me leen :c lo sé lo merezco  De igual manera, espero que lean, y pueeeees... Que les guste :).









El sonido de una campanita es lo que nos despierta.

-Debe ser la alarma que nos avisa que estamos llegando.- dice Peeta aún con los ojos cerrados. Me separo de su agarre y entreabro la cortina para que entre un poco de la pálida luz de sol.
-Ya amaneció. ¿Quieres que abra del todo las cortinas para que termines de despertar?
-Por favor si ya estoy despierto.- responde con una pequeña sonrisa y con los ojos cerrados aún.
-Vale.- sin esperar más corro las tiesas cortinas y descubro un paisaje que me mantiene mirando embelesada varios minutos.

Cientos y cientos de hectáreas de bosque. Bosque. Mi bosque. A diferencia del 12 donde hay variedad, la mayoría que alcanzo a ver son árboles de pino, hermosos árboles de pinos, altos e imponentes. Te invitan a ingresar y descansar entre ellos sintiendo la brisa correr, el dulce aroma de las agujas, los animalillos danzando entre sus ramas. A lo lejos alcanzo a ver a una docena de pajaritos que salen volando en dirección al sol. Al ver esto de inmediato medito que el 7 fue la mejor primera opción. Dirijo mi mirada a Peeta y descubro que aún tiene los ojos cerrados, la poca luz de sol que entra lo hace de tal forma que incide sobre su cabello rubio cenizo y sobre sus pestañas, haciendo que parezcan como de oro. Sin pensar acerco mi mano a su rostro y le acaricio la mejilla, preparada para que diga algo sobre esta muestra de afecto, me lo quedo mirando directamente esperando… Y espero, hasta que finamente después de unos segundos descubro que se quedó dormido. Bueno, mejor para mí, luego tendría que dar explicaciones, las cuales no tengo.

Al asomarme de nuevo por la ventana, vislumbro en la lejanía, la ciudad. Es siempre grande, sin embargo los edificios que tiene son pequeños, la proyección que da es como la de una ciudad apacible, tranquila, perfecta para el objetivo de Peeta y mío. Recuerdo a Johanna Mason, la antigua vencedora de este distrito, capturada por el Capitolio…, y compañera de cuarto en el distrito 13. Peeta se intentó comunicar con ella, ya que yo no quería por todos los hechos acontecidos y honestamente no tenía ganas de hablar con ella ni con nadie asociado a esa vida la cual quiero olvidar…

De igual manera él no pudo hacerlo ya que le informaron que ella sigue en recuperación en el Capitolio. Le dijeron que saldría en un par de meses cuando su estado sea mejor. Con un nudo en la garganta recuerdo que las cicatrices de ella puede que sean más profundas, con los daños que le hizo el Capitolio… De repente dirijo mi mirada de nuevo a Peeta, visualizándolo a él en manos de esa gente… Él también tiene cicatrices profundas y sin embargo ahora está aquí, acompañándome y yo no puedo estar más agradecida de que esté aquí, no enfermo y dañado en ese lugar que detesto.
Sin embargo, según me contó Peeta, le avisaron a Johanna de nuestra visita y ella accedió a prestarnos su casa en la Aldea de los vencedores para instalarnos mientras estuviéramos aquí. Eso fue todo. Peeta no pudo darle las gracias ni nada ya que antes de que dijera algo, la persona al otro lado de la línea le colgó. No le quise decir nada pero en realidad es muy probable que la persona al otro lado no es de las que estaba de “nuestro bando” antes, y no le agradaba en absoluto que uno de los vencedores del distrito 12 le estuviera hablando. Sé que ahora estamos en un tiempo diferente y eso, pero en la calle siempre seremos conocidos por todos, habrá gente que nos querrá, otra que nos odiará, y otra que les dará exactamente igual quienes seamos. Hay cosas que nunca cambian.

Aun así Peeta insistió en que deberíamos agradecerle personalmente a Johanna en cuanto estuviera mejor, al fin y al cabo ella era nuestra aliada y podría decir que amiga hasta cierto punto. Yo simplemente decidí callar. Tal vez algún día lo hagamos, pero por ahora solamente no.

-¿Pasa algo?- dice de repente mi compañero, sobresaltándome.
-No, nada. Eh…, ya estamos llegando. Será mejor que vayamos preparando las cosas.- me levanto de mi asiento y salgo del pequeño compartimiento dejando a un Peeta confundido.
Afuera las personas ya están sentadas con sus bolsos a la espera de que el tren haga la parada. Me dirijo a la parte trasera del vagón, justo donde está la barandilla y me inclino sobre ella para respirar un poco el aire mañanero. Ojalá Haymitch estuviera aquí, este ambiente le habría gustado; sin embargo prefirió quedarse sumido en su casa, con su soledad, como siempre, y simplemente nos dijo que nos cuidáramos.
Después de un segundo, siento unas manos rodeando mis hombros.

-El lugar luce bastante bien, presiento que te la pasarás todo el tiempo metida en el bosque.- dice Peeta sobre mi hombro.
-Oh, qué predecible soy.- digo con una tímida sonrisa.- ¿Tú que harás? ¿Buscarás algún empleo temporal en alguna panadería o repostería?
-No lo sé. Tal vez, por qué no.
-Si quieres te llevo conmigo al bosque, no me importa tener un compañero.- “que me cubra las espaldas” dice mi mente, rememorando de nuevo a Gale. Un escalofrío me recorre al pensar en esos recuerdos… Peeta ha tenido que sentir el escalofrío ya que se aparta un poco.
-Oh no, sabes que soy un desastre en el bosque, hago muchísimo ruido y espanto los animales…
-Igual no iba a cazar nada. No traje mi arco así que sólo iría a pasar el rato durmiendo por ahí o cualquier cosa.
-Bueno, de todos modos no quiero incomodarte. Buscaré algo que me distraiga.- se aparta totalmente de mí y no puedo evitar pensar que es porque sabe que por mi mente se ha cruzado Gale.

Un chirrido es el aviso de que acabamos de arribar a la parada. Mientras se realizan los procedimientos para que podamos salir adecuadamente, nos dirigimos a nuestro compartimiento para ponerme a terminar de arreglar las cosas, pero Peeta ya se ha encargado de todo.

-Ah ya lo he arreglado no te preocupes.- dice levantando las bolsas.- Por cierto, en la de la esquina está algo para que comas, es de lo que compré ayer en la estación.- termina saliendo del compartimiento. Noto su tono de voz algo indiferente, supongo que por la escena anterior, así que cojo la bolsa y salgo rápidamente a su encuentro.
Ya hay una fila de personas listas para salir. Visualizo a Peeta a unos pasos y me acomodo a su lado, decidiendo tomar su mano. Acabamos de llegar al primer destino de nuestro viaje juntos, por lo que debemos apoyarnos mutuamente para que todo esto salga bien. La estación de tren está tranquila, con la cantidad de personas usuales que caminan de un lado para otro despidiéndose o consiguiendo sus tiquetes. Tenemos la suerte de que todos están tan ocupados en sus cosas que no somos notados, a excepción de una niñita que va junto con un anciano que al parecer está despidiendo a su hijo o algo así. Se nos queda mirando, y sonríe al ver nuestras manos entrelazadas. Peeta ni se da cuenta, pero yo le envío una imperceptible sonrisa a la niña que, muy bien puede interpretarla como una mueca ya que ni yo misma sentí como se movieron mis labios. La niña de cabellos oscuros es arrastrada por su, abuelo creo, enviándome una última sonrisa.

-¿Te reconoció alguien?
-Solo una niñita que me sonrió.
-Dime quién no va a querer sonreírte.- responde como si nada. Solo un pequeño comentario que él creerá inofensivo pero que causa un revoloteo en mi estómago.

Un coche nos espera afuera. El chofer nos ayuda con las maletas y de inmediato ingresamos a los asientos de la parte trasera, no queriendo ser vistos. Al ponernos en movimiento, agradezco que las ventanas no sean oscuras ya que quiero observar detenidamente la ciudad. Es sumamente acogedora, debemos estar en una parte importante ya que no se ven las casitas cochambrosas que se ven en la Veta. Distrito 7, distrito de la madera. Vaya que sí. Las casas, la mayoría son de dos pisos, están hechas de madera, madera de la buena y duradera. La mayoría de las casas tienen hermosos jardines llenos de abundantes matas y flores. Las personas caminan de aquí para allá realizando sus actividades diarias. La ropa que usan no es muy distinta a la del 12, pantalones, camisas sobre todo a cuadros, y a sus espaldas llevan colgadas sus herramientas, imagino que machetes, hachas y todo lo relacionado con la tala. El sol ha llegado totalmente y hace parecer la ciudad reluciente, limpia, llenas de grandes cosas por hacer, lista, esperándonos.










Distrito 7, madera.



Notas: Bueno,ya saben un poco más sobre el distrito 7 y sobre nuestros vencedores :) ya tengo listo el siguiente capítulo, y si no se me presentan contratiempos, lo subiré para la próxima semana :D


Espero que les haya gustado y hayan disfrutado el capi, como siempre, ya saben cualquier cosa comenten su opinión o sugerencia o lo que sea! jajaj eeeeen fin.


¡Y que la suerte esté siempre de vuestro lado!